miércoles, 7 de mayo de 2008

JOSÉ GARCÍA CALDERÓN: UNO DE LOS ÚLTIMOS PATRICIOS DE AREQUIPA

(*) Publicado en Arequipa al Día el 2002

Por Hugo Yuen

Su delgada y pulcra imagen se recortó nítidamente sobre el fondo de madera y cuero de los muebles antiguos que pueblan los diferentes ámbitos de su estudio. El 25 de marzo último, con sus 80 años llenos de dignidad, José García Calderón nos recibió, con la caballerosa cortesía que le es natural. Empresario, ex alcalde y “restaurador por amor al arte” -como le gusta referirse a su valiosa contribución a la preservación de nuestro patrimonio arquitectónico- es, ¡qué duda cabe!, uno de los últimos patricios de la Arequipa de siempre.

Por ello, enterados que este 5 de marzo celebró 50 años como empresario, y que diversas instituciones de la ciudad se habían propuesto tributarle un reconocimiento especial por ese medio siglo dedicado a hacer industria y generar riqueza para el Perú, nos apuramos a pedirle que hiciera un alto en sus siempre múltiples actividades como vicepresidente de Corporación Cervesur, para conversar unos momentos y, mirando atrás, contemplar con él ese medio siglo transcurrido, tan lleno de historia y de futuro para Arequipa, que él nos lega. Esta reseña pretende dar apretada cuenta de esa conversación.

De familia de juristas de reconocido prestigio -recuérdese la figura de Francisco García Calderón Landa, quien tuvo la valentía de aceptar la Presidencia Provisional de la República durante la ocupación chilena, negándose a negociar la cesión territorial, por lo que fue sometido a expatriación y cárcel en Chile(1); autor del célebre Diccionario de la legislación peruana, publicado por la librería francesa de Laroque Jeune en 1879 y considerado como una de las joyas jurídicas latinoamericanas más importantes del siglo XIX(2)-, José García Calderón Bustamante nació en Arequipa el 20 de febrero de 1922, cuando la ciudad todavía mantenía el bello aire bucólico que la hizo famosa. Según señalan los anales de la época, funcionaban por entonces en Arequipa 17 fundiciones, 15 fábricas de jabón, 11 curtiembres, 4 molinos de trigo, 4 fábricas de tejidos y 11 empresas diversas(3).

Hijo de Juan Manuel García Calderón Romaña y doña Jesús Bustamante de la Fuente, José García Calderón se formó en el colegio La Salle, graduándose luego como abogado por la Universidad Nacional de San Agustín.

LOS INICIOS

Es en ese momento, al promediar la década de 1940, al tiempo que concluía sus estudios de Derecho, que José García Calderón inicia sus primeras escaramuzas en la gestión empresarial. Consolidando una herencia paterna emprende, con sus hermanos, la administración de la Sociedad Ganadera La Cabaña, que manejaba la hacienda Coline, ubicada entre los 4 000 y 5 000 m.s.n.m., entre Arequipa y Puno.

José García Calderón refiere, con justificado orgullo, que una tesonera labor permitió que, luego de 17 años de trabajo, por sólo cruce de ejemplares, consiguieran que las alpacas que criaban en la hacienda tuviera un 95% de lana blanca (la más preciada en el mercado internacional). Un trabajo estupendo que ya anunciaba su temple y constancia a prueba de todo, que le valió ser nombrado luego como Gerente de la Asociación de Criadores Lanares de Arequipa.

EL EMPRESARIO

Habiéndose iniciado, también por ese entonces, como Secretario del Directorio de Corporación Cervesur, el 5 de marzo de 1952 José García Calderón es nombrado Director de la corporación, con el encargo expreso de trabajar la lotización y venta de las 1 000 has del fundo Ongoro, ubicado en Majes, empezando así su fructífera labor en Corporación Cervesur.

En 1962, acogiendo una idea de Javier Belaúnde, entonces Diputado por Arequipa, asume el reto de crear un banco regional, incorporando en el proyecto a un grupo de emprendedores empresarios arequipeños. Así, el mismo año que se crea la Caja de Ahorro y Préstamo para Vivienda (Mutual Arequipa)(4), nace el Banco del Sur del Perú que, bajo la Presidencia de Francisco Valencia Paz y la Vicepresidencia de José García Calderón, comienza a operar en su primer local, en la esquina de Moral y Jerusalén, en lo que fuera la casa familiar de los García Calderón, remodelada y acondicionada como sede del banco.

Desde entonces, con un grupo similar de amigos empresarios desarrolló otros proyectos: Divesa; Arequipa Motors, que después fue Chevrolet Arequipa, y ahora es Sur Motors, y, hace apenas unos años, cuando muchos empresarios no se animaban a apostar por el país, José García Calderón, dando una vez más muestras de temple y constancia, creó en Lima Euro Motors, para la representación en el Perú de Volkswagen, Audi y Fiat. En la actualidad, la empresa ha empezado a expandir su cobertura fuera de Lima para cubrir el territorio nacional.

En 1975 fue elegido Presidente del Directorio de Corporación Cervesur, que desempeñó hasta el 2000, en que fue nombrado Vicepresidente de Directorio, cargo que ocupa actualmente.

Es también Vicepresidente de Directorio de las empresas de Corporación Cervesur: Creditex; Transaltisa; Alprosa; Comercio, Servicios e Inversiones (CSI); Proagro; Servicios Aéreos AQP; Anaconsa, e Inmobiliaria 301, vinculadas a los rubros textil, trasnportes, agroindustria, publicidad integral, agroexportación, turismo y seguros, entre otros.

EL ALCALDE

Sin embargo, entre 1958 y 1959 hace un paréntesis en sus actividades empresariales y renuncia temporalmente a Corporación Cervesur para ejercer “con alma vida y corazón” la alcaldía de la ciudad.

A los pocos días de juramentado como alcalde, al promediar las dos de la tarde del 15 de enero de 1958, se produjo un terremoto clasificado como de grado VII en la escala modificada de Mercalli. El movimiento sísmico causó la muerte de 28 personas y dejó 133 heridos. La destrucción material fue enorme(5).

Desde la Municipalidad, José García Calderón tuvo que asumir el liderazgo de la ciudad e iniciar las gestiones para posibilitar su reconstrucción. “Fueron años feroces, angustiosos. Sobre todo al comienzo”, señala.

Pero 71 días después, el 27 de marzo, el Presidente Manuel Prado promulgaba la Ley 12972, que crea la Junta de Rehabilitación de Arequipa, para lo cual, desde el Municipio, José García Calderón hubo de concertar con la oposición en el Congreso para que juntos apoyaran el proyecto. Fue un éxito rotundo. El mismo Presidente Prado vino a Arequipa para entregar la autógrafa de la Ley al Dr. José García Calderón, en su condición de Alcalde de Arequipa. Demás está decir el importante rol que le cupo desempeñar a la Junta en la recuperación y posterior desarrollo de la ciudad.

Ya al asumir el cargo de burgomaestre se había propuesto mejorar, entre otras cosas, el Palacio Municipal, que no era sino un largo y angosto callejón al que convergían todas las secciones del cabildo. Fue durante su gestión que se compraron los solares aledaños (los laterales y el posterior, que da a la calle Palacio Viejo), dejando el terreno listo para que gestiones siguientes construyeran el actual Palacio Municipal(6).

Como consecuencia del terremoto, los portales de la Plaza de Armas quedaron prácticamente destruidos. El Municipio tuvo que apuntalarlos primero y demolerlos después, para iniciar, acto seguido, su reconstrucción. Durante los dos años de su gestión municipal, paralelamente a muchas otras obras, reconstruyó la Plaza de Armas siguiendo sus patrones coloniales. Fue el arquitecto Alba Manfredi quien tuvo a su cargo el trabajo, quedando al finalizar 1959 ya licitado el Portal de la Municipalidad, en tanto que los demás estaban ya restaurados.

Fue entonces que visitó nuestra ciudad el Embajador de Venezuela en el Perú, con el encargo expreso de observar qué había hecho el municipio arequipeño con el apoyo económico que ese país nos había brindado a causa del terremoto. El Dr. García Calderón dispuso de inmediato que se le mostraran las obras ejecutadas, así como la documentación contable que sustentaba los gastos. Fue tal el orden y la transparencia mostrados que el Embajador gestionó ante su gobierno para que le confirieran la Orden de Miranda al alcalde de Arequipa, como reconocimiento a la labor desarrollada.

EL RESTAURADOR

Desde niño José García Calderón tuvo especial fascinación por la arquitectura colonial arequipeña. Sus tíos poseían la hacienda Tahuaycani, donde había una linda casona colonial (hoy sede del grupo Inca), al que la familia lo llevaba anualmente por largas temporadas. Allí, junto a sus padres, aprendió a apreciar la arquitectura arequipeña y a estimar las cosas antiguas.

“Es una combinación de placer, de gusto y añoranza por las cosas de antaño y los valores que se van perdiendo”, señala y añade: “Es, en realidad, una combinación un poco romántica”.

Tanto en el caso de la Galería Colonial (proyecto que desarrolló con la familia de su suegro, la familia Portugal, en el que salvó un viejo inmueble para ponerlo en valor y convertirlo en galería comercial); el Molino Blanco (en el que funcionaba una herrería en los ambientes semiderruidos de lo que otrora fue el Molino del Monasterio de Santa Catalina, en San Lázaro, y que al ser restaurado funcionó por tiempo como exclusivo y acogedor hotel al pie de la campiña arequipeña), así como el Palacio de Goyeneche en Huasacache (conocido como la Mansión del Fundador), no sólo supervisó y dirigió con verdadero amor por la historia y el patrimonio arequipeños los detalles de su restauración, sino que, además, tuvo que hacer gala de su proverbial constancia para sanear las escrituras, ganar juicios y litigar en las inmarcesibles aguas de los tribunales peruanos, hasta conseguir la plasmación de los trabajos que hoy aprecian miles de turistas todos los años.

En ese espíritu empresarial y su empeño por sacar adelante los negocios en que está abocado también se ha combinado, “para satisfacción y gozo personal”, nos confiesa, “la búsqueda de ese algo que es bello y que entraña el corazón, el fondo de Arequipa”.

COLOFÓN

Han pasado dos horas desde que iniciamos esta conversación, que podría seguir ininterrumpidamente, pero su secretaria le anuncia que su agenda lo aguarda. “Dicen que las empresas son 10 por ciento de inspiración y 90 por ciento de transpiración, y así ha sido mi vida, porque donde he intervenido he permanecido luchando hasta el final, hasta el último momento.”, nos dice, como quien proclama, finalmente, un acto de fe en la vida y en sí mismo.

Con la misma amabilidad con que nos recibió -y soportó- durante esas dos horas ricas en recuerdos e historia, se levanta y nos acompaña a la puerta, despidiéndonos mientras nos estrecha la mano. Todavía sigue allí cuando, alejándonos, lo miramos por última vez y, al hacerlo, recordamos aquel párrafo en que Basadre, refiriéndose al Presidente Eduardo López de Romaña -otro arequipeño singular-, señala que, cuando éste terminó su mandato en 1903, con la modestia y sobriedad que eran famosas en él decide afincar sus cuarteles de invierno en su pueblo natal de Yura, con lo que la República ofreció por aquel entonces “el espectáculo democráticamente bello, pero inadvertido, de un ex Presidente que vivía tranquilo en un rincón de su terruño”.

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NOTAS
1 BASADRE, Jorge; Historia de la República del Perú 1822-1933 (Lima, Editorial Universitaria, 1983), t VI.
2 RAMOS NÚÑEZ, Carlos; Historia del Derecho Civil Peruano: Siglos XIX y XX (Lima, PUCP, 2000).
3 QUIROZ PAZ SOLDÁN, Eusebio; “Del comercio a la industria sustitutoria: 1919.1955”, en Historia General de Arequipa (Arequipa, Fund. M.J. Bustamante de la Fuente, 1990).
4 La Creación del Banco del Sur del Perú fue parte de un proceso grande y complejo que implicó la descentralización también de la banca estatal. Así, en 1958 el Banco Central Hipotecario abrió una oficina en Arequipa, y en 1964 hizo lo propio el Banco Industrial. Ver CARPIO MUÑOZ, Juan Guillermo; “Arequipa y la encrucijada del desarrollo”, en Historia General de Arequipa (Arequipa, Fund. M.J. Bustamante de la Fuente, 1990).
5 Ibidem.
6 En el vestíbulo del Palacio Municipal existe una placa que da cuenta de los alcaldes que intervinieron en la construcción del edificio.





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